15 de Junio: Día del
libro
Un día como hoy,
pero hace 110 años se entregaba por primera vez, por el entonces Consejo
Nacional de Mujeres, el premio a un concurso literario de donde saldría la
idea de festejarlo año a año y recordar al libro como “El registro imperecedero del pensamiento y de la
vida de los individuos y las sociedades y como vinculo indestructible de las
generaciones humanas de todas las razas, lenguas y creencias”.
Después de
insistentes pedidos por parte de aquel Consejo de Mujeres, fue denominada “La fiesta del libro” en el gobierno del señor Torcuato de Alvear. Y no
fue hasta que en 1941 se determino
recordar ese día como “El día
del libro” dejando su principal objetivo: Fomentar
la lectura entre las comunidades de todo el país.
La Biblioteca
popular José Ingenieros quiere homenajear a este grupo de mujeres que tuvieron
una idea y una convicción.
Así como ellas,
nuestro ardiente deseo es el del fomento del habito de leer ya que creemos que
entrar en cada mundo proveído por un libro, es algo que solo se puede
experimentar con un ejemplar en la mano y, que nuestro mes aniversario sea atravesado
por esta fecha de conmemoración, nos
suma un motivo enorme para festejar y hoy más que nunca creer en que se puede
luchar en estos tiempos de modernidad liquida y donde el habito ya no
predomina.
Solo queríamos recordar la fecha y dejar escrito nuestra felicidad
y deseos de seguir vigente en la historia de la cuidad y en la historia
de cada persona que esta día a día, dejando una reflexión y las palabras sobre
la importancia del libro en nuestra vida, de Guillermo Martínez, escritor y matemático:
“No somos inmortales, no podemos
intentar tantas vidas distintas, pero los libros nos dan algo de esa sensación
de infinitud y multiplicidad: el caleidoscopio de la naturaleza humana, aquello
que intuimos pero también aquello que no hubiéramos sospechado, lo propio y lo
ajeno, lo cercano y lo distante en el tiempo, lo real y lo fantástico, lo que
quisiéramos ser y lo que nos espanta de nosotros mismos. La imagen sedentaria
del lector junto al fuego es en realidad la de ese otro fuego más fulgurante de
llamas vívidas y cambiantes que se alzan página tras página”.