martes, 4 de julio de 2017

Las Bibliotecas Populares y su institucionalización.

Compartimos con nuestros vecinos y asociados del Sitio de referencia de CONABIP, el texto de la Ley Nacional de Bibliotecas Populares.

El 7 de Agosto de 1986, durante la recuperación democrática,  se sancionó la Ley Nº 23.351, conocida como la Ley de Bibliotecas Populares. 

En su artículo 2, la misma afirma que "...las bibliotecas populares se constituirán en instituciones activas con amplitud y pluralismo ideológico y tendrán como misión canalizar los esfuerzos de la comunidad tendientes a garantizar el ejercicio del Derecho a la Información, fomentar la Lectura y demás técnicas aptas para la investigación, la consulta y la recreación y promover la creación y difusión de la Cultura y la Educación permanente del Pueblo."
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A la luz de este artículo e intentando en carácter exégeta de alinearnos a su espíritu, todos los días los que formamos parte de nuestra querida institución apelamos a fomentar la Cultura, como también a acrecentar el ejercicio de la lectura. Creemos que las bibliotecas populares son instituciones importantísimas y cumplen un rol fundamental al albergar las inquietudes intelectuales y socioculturales de todos los habitantes de nuestra querida ciudad.

Al llevar la letra de la ley a todos nuestros socios y vecinos, idealizamos con ofrendar los conceptos de Pluralismo, Cultura, Educación y por sobre todo la Democracia.

Texto de la Norma:

http://www.conabip.gob.ar/node/42






martes, 20 de junio de 2017

ES EL MES DE JUNIO


Seguimos en el mes de Junio.
Nuestro mes aniversario. Seguimos en el mes de junio, y la Biblioteca tiene memoria.
Compartimos el histórico trabajo que elaboro nuestro asociado y compañero Jose Maria Iglesias. Recuperamos y recordamos hoy como siempre, nuestras convicciones, nuestros valores y nuestra identidad.  Diversidad, democracia y memoria. A mas de 80 años de inincontables historias, seguiremos produciendo una alternativa cultural y popular para nuestra sociedad.


domingo, 11 de junio de 2017

MES DE JUNIO. A 45 AÑOS DEL ATENTADO. NUNCA MAS.

Es el mes de Junio, y fue nuestro aniversario.
Es el mes de Junio y la Biblio tiene Memoria.

En la madrugada del 8 de Junio de 1974, se produjo uno de los episodios mas trágicos en la historia de nuestra Biblioteca. Y también de nuestra comunidad. A las 1:40 hs. de la madrugada una bomba de alto impacto destruyó físicamente el frente del edificio de la Entidad. Y también los vidrios de las construcciones de en frente en el Teatro Coliseo. Terminaba la noche del viernes, y el 8 fue un día Sábado.
Los sectores mas oscuros de la política y de la historia de nuestro país, intentaron destruir décadas de esfuerzo y compromiso con la cultura de la comunidad. Pasaron mas de cuarenta años y nunca fueron encontrados los responsables de esta acción tan repudiable, propia del momento que la produjo: El Terrorismo y la Violencia Para-estatal. El frío que hubo esa madrugada aún no se olvida en la comunidad zarateña. El vacío y la impunidad que hubo en torno a este hecho, tampoco.
                En ese momento Don Moisés Lintridis (Ver Foto), miembro fundador y Pro Secretario de la Comisión Directiva de la Biblioteca junto a otros vecinos y conciudadanos expresaron su repudio ante los medios locales por lo sucedido. Afirmaron en un comunicado a los pocos días que :
“ (…) solo mentes irracionales pueden haber ejecutado un atentado de esta naturaleza (…) atentados como éste constituyen un agravio, no sólo a nuestra biblioteca sino también a las mas claras expresiones de la cultura popular (…); que este tipo de hechos son totalmente incompatibles con los proyectos de pacificación, convivencia y liberación que son metas y objetivos fundamentales de todo el pueblo argentino.”
                Estas palabras fueron redactadas rápidamente en la reunión de Comisión Directiva de la Biblioteca que se produjo al mediodía siguiente a esta madrugada del 8 de Junio. Inmediatamente llegaron las adhesiones al atentado producido: Partido Socialista Democrático, el Bloque de Concejales Socialistas, el Sindicato de Obreros Papeleros, la Junta Local del Frente de Izquierda Popular, el abogado laboral-constitucionalista. Juan Carlos Deghi, el Centro de Estudiantes y el Grupo de Cine del Colegio Nacional, junto con el Ateneo Cultural General San Martín, espacio donde jóvenes, socios de la biblioteca, y estudiantes de Zárate realizaban tareas culturales y sociales sobre las poblaciones de Villa Massoni, Villa Angus y Barrio 25 de Mayo.
Al momento de producirse el hecho, durante la madrugada, el Concejo Deliberante local, se encontraba sesionando. Fue así que algunos de sus miembros se hicieron presentes para acompañar a Moisés Lintridis y Luis Caglierotti para realizar la denuncia.




                           Folio 139, con del Acta Nº 661 de Comisión Directiva del mediodía del 8 de Junio de 1974, en la que se transcriben las adhesiones recibidas y las primeras palabras del comunicado de repudio emitido por la Institución, luego del atentado.

 No sería esta la primera vez que la Biblioteca sufriese un atentado así. También la dictadura de Uriburu, en 1930, intervino por la fuerza la entidad, confiscando sus bienes, quemando varios de sus libros y prohibiendo su antiguo nombre.
                               El segundo semestre de 1974 la Biblioteca  lo comenzó agradeciendo el apoyo de toda la comunidad y ratificando su compromiso con la continuidad de sus actividades culturales. Y la defensa de los valores democráticos ante este contexto de facto.
                Meses después, tanto Moisés como muchos asociados fueron detenidos ilegalmente, al igual que muchos asociados de la Biblioteca y vecinos de la comunidad, por su pertenencia ideológica, social y cultural. Era el comienzo de lo que vino después. De lo que ya nunca mas permitiremos…



Nunca Mas olvidaremos nuestra Historia y nuestra Identidad. Nunca Mas.

             Crónica del Diario local EL PUEBLO, narrando lo sucedido esa madrugada.



Moisés Lintridis, junto con su esposa Margarita Beroch, su nieta Lila Insúa y su hija Alba Lintridis, todos entonces en el exilio en España. Circa el año 1977.




Imágenes de los daños producidos la madrugada del atentado. Se harían presentes Moisés Lintridis, José María Iglesias y Alberto Calvo entre otros miembros de la Comisión Directiva.


Comunicado de repudio publicado en los medios locales, pocos días después del hecho.


Copia de un comunicado emitido por la Triple A en el Diario LA RAZÓN, meses después del hecho, donde se amenazaba públicamente a una gran cantidad de vecinos de Zárate y la región.




LA BIBLIOTECA JOSÉ INGENIEROS RINDE JUSTO HOMENAJE A TODOS LOS ASOCIADOS Y COMISIONADOS QUE A LO LARGO DE MAS DE CINCO DÉCADAS HAN TRABAJADO PROFUNDAMENTE PARA EL ACERVO DE NUESTRA INSTITUCIÓN, LA CULTURA, LA DEMOCRACIA Y LAS LIBERTADES PÚBLICAS EN LA HISTORIA DE NUESTRA COMUNIDAD.



lunes, 15 de mayo de 2017

UN OLVIDO IMPOSIBLE

Inermemente conmocionados, ni el peor de los pronosticadores hubiese vaticinado que la Corte Suprema de Justicia de nuestro país podría cometer semejante atropello contra el Pueblo y contra su Historia, validando el cómputo de 2 por 1 a personas que cumplen condena por delitos de lesa humanidad.

Esperable que lo pida un diario como La Nación, exigiendo “No más venganza” a horas de haberse resuelto el balotaje que dio como ganador a Mauricio Macri en 2015. Esperable voto de los jueces Rosenkrantz y Rosatti, puestos en la Corte en un primer momento por decreto por la actual administración nacional. Esperable voto de la jueza Highton de Nolasco, que seguirá ocupando un asiento en el antedicho tribunal traspasando el límite etario establecido por la Constitución reformada en el 94, tras cumplir los 75 años de edad. Esperable que cosas así sucedan en un tiempo de nuestra historia donde se ponga en duda los 30.000, se vuelvan a revalorizar ficciones como la de “guerra sucia”, y se intente tirar abajo una de las conquistas más importantes de los últimos años de nuestro país: la cárcel común para todos los genocidas de la última dictadura cívico-militar.

Con esta perfidia atroz del máximo tribunal de justicia nacional, este fallo permite, en estos momentos, que criminales como Luciano Benjamín Menéndez, Alfredo Astiz, Reynaldo Benito Bignone, Miguel Osvaldo Etchecolatz, entre tantos otros puedan estar reclamando su libertad.

Desde la Comisión Directiva de esta Biblioteca Popular, manifestamos el más profundo y categórico rechazo a este absurdo de jurisprudencia que aboga por torturadores, apropiadores y delincuentes, en detrimento de la ciudadanía que supuestamente esta Corte juramentó defender.
Imposible es olvidar. Imposible es olvidar que la Memoria, la Verdad y la Justicia siempre pesarán más. Y eso, también es esperable.



Comisión Directiva.
BIBLIOTECA POPULAR JOSÉ INGENIEROS
8-5-2017


viernes, 24 de febrero de 2017

"Milagro Sala" por Claudio Peraita


A poco más de cumplido el año de la ilegítima detención de la dirigente social y diputada del Parlasur Milagro Sala, y recordando tanto los apoyos que ha recibido su causa como los pedidos de liberación emitidos por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Trabajo contra la Detención Arbitraria de Personas de las Naciones Unidas, es necesario repasar los hechos acaecidos e intentar comprender por qué un gobierno provincial y uno nacional persisten en sus posturas, cuando parece que el mundo nos escruta -y pareciera que no pasamos el examen-.

Comenzando por el principio, la Túpac Amaru es una organización social que nace en el año 2001, víctima de la saña del menemato que en los noventa declaró a esa parte del país como: “territorio inviable”. Esta organización no es una “creación K”, sino que nace de una multitud de trabajadores desocupados que, organizándose, lograron en este tiempo la construcción de 2 escuelas, 2 hospitales, más de 1500 viviendas y plantas textiles generando más de 4000 empleos y devolviendo dignidad a los argentinos de ese extremo boreal de nuestro territorio. Su lema es “trabajo, educación y salud”: difícil estar en contra de tamaña consigna.

La enemistad manifiesta entre el ex senador Morales y Sala no es nueva. A finales de la década pasada, el entonces senador la denunció por crear un estado paralelo en la provincia. ¿Y cómo no la denunciaría? si le estaba dando dignidad y trabajo a “los negros” que siempre habían comido de su mano y por obra y gracia de la caridad del establishment local. Los jujeños estaban accediendo a la decencia, a la cultura del trabajo, a un hogar: algo inconcebible para el radicalismo actual.

Los hechos.
A mediados de diciembre del 2015, empieza un acampe de distintas organizaciones de cooperativistas frente al edificio gubernamental provincial pidiendo que el ajuste que viene teniendo lugar en todo el país, no llegue a los fondos para cooperativas.
En principio, Milagro Sala es detenida bajo los cargos de “tumulto” e “instigación a cometer delitos”. Esto fue el día 16 de enero de 2016, siendo la única causa la de haber propiciado la protesta antedicha. Claramente, al gobernador no le cae bien el derecho constitucional de la protesta social.
Menos de tres días después, el gobernador jujeño pone a dos miembros de su partido (que habían sido electos como diputados) en el Tribunal Supremo de Justicia de Jujuy pasando este de 5 a 9 miembros. Este es un claro hecho de manipulación del servicio de justicia: improcedente e inconstitucional, calcando la jugada macrista de poner dos jueces de corte por decreto (como se intentó hacer con Rosenkrantz y  Rosatti en el plano nacional). En este caso, los partidarios radicales que ahora forman parte de la Corte jujeña son Pablo Baca y Beatriz Altamirano.
Luego de 14 días privada de libertad sin haber sido condenada, Milagro Sala es liberada por los anteriores cargos para ser inmediatamente detenida bajo la acusación de “asociación ilícita”, “fraude contra la administración pública” y “extorsión”. Esto fue denunciado por el fiscal provincial bajo la orden directa de Morales, al contemplar la inminente puesta en libertad de su enemiga.
Por otro lado, también es necesario hacer referencia a la alineación injustificable del poder judicial jujeño con el gobierno provincial que, mientras no responde a los pedidos de excarcelación, frena las presentaciones hechas en contra del gobernador por abuso de autoridad en la suspensión de la personería jurídica de la organización social Túpac Amaru y por un intento de allanar la sede del partido político sin orden judicial. En adición, tampoco atiende a organismos de derechos humanos que se interesan en el caso.

Los apoyos.
Hasta las primeras semanas de febrero de 2016, la detención de Milagro Sala fue rechazada por Amnistía Internacional, eurodiputados, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Julia Perie (diputada del MERCOSUR y presidenta de la comisión de ciudadanía y derechos humanos), organizaciones como el Colectivo nacional de abogados de lesa humanidad, CELS
(Centro de Estudios Legales y Sociales), Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Asociación jujeña de ex presos políticos, H.I.J.O.S. Jujuy y Capital, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, APDH (Asamblea Permanente por Derechos Humanos), Comité de América Latina y Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM Argentina), Curas de la Opción por los Pobres, y gremios (CTA, ATE, SUTEBA), entre otros. A febrero de 2017, con los apoyos efectuados por ONU y OEA, el país indubitablemente se gana el rótulo de ser un estado donde las garantías al debido proceso no se respetan, donde la presunción de inocencia es impracticable, y donde –ni más ni menos- hay presos políticos.

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Estas palabras las había escrito, casi en su totalidad, en febrero del año pasado. A un año y doce días, para ser exacto. Teniendo que escribir, después de mencionar algún mes, los números “2016” (para que pueda ser leído coherentemente en la actualidad) me provoca un inefable desconsuelo el comprender que el país en el que vivimos sólo está cambiando para peor. Donde todo puede ser tapado: donde el país se vuelve a endeudar en sumas astronómicas; donde existen “papeles de Panamá” que son documentación respaldatoria de operaciones de lavado; donde, en el éxtasis de la ignominia, el estado intentó perdonar la deuda del grupo Macri para con el mismo en una suma de más de 70.000 millones de pesos.

En contra del desconsuelo.
Liberen a Milagro.


PERAITA, 19-2-2017


lunes, 20 de febrero de 2017

"Miss mercancías" por Lucio Vellucci


Primero un poco de historia

La historia de la cultura occidental es la historia de la dominación de los cuerpos. Si tenemos en cuenta el papel de la ideología imperialista católica observamos, con León Rozitchner en “La cosa y la cruz”, que acompañó los procesos de acumulación de capital, lo que no pudo darse sin un sometimiento continuado de las masas populares expropiadas de sus medios de vida. Es decir, no se puede pensar el sistema de dominación capitalista sin tener en cuenta la ideología católica en la historia y en el presente.
La religión ha tenido un rol más que significativo en cuanto a la construcción de los mecanismos de dominación ideológica sobre la población. Si pensamos en los mandamientos católicos, observamos un intento de reprimir el cuerpo, de limitarlo, de trazar las fronteras de la satisfacción de sus propios deseos. Como dice el pensador argentino citado con anterioridad, al instaurar el sentimiento de culpa adentro de cada uno, el poder empieza a dominarnos desde adentro. Se alimenta de la culpa por nuestros pecados.
Es el cuerpo propio, entonces, el campo de batalla en donde se juega nuestro sometimiento al poder y nuestra libertad. El poder, entonces, no siempre es algo exterior, y allí radica la efectividad de la dominación, forma parte de nosotros, de nuestra propia identidad, nuestros ‘valores’, nuestra moral. Como diría Faulkner en una de sus novelas “como hacemos con el caballo que nos conduce por un terreno arbolado, y al que solo dominamos cuando le hacemos creer que somos nosotros, y no él, los más fuertes; cuando le impedimos percatarse de su poder”, así parece actuar el poder sobre nosotros mismos. Y ello porque no lo vemos tal cual es, no vemos que si funciona la dominación es porque hay una colaboración de los sometidos. Ignoramos nuestro propio poder colectivo, que radica en nuestra corporeidad común.
Todo el tiempo le prestamos el cuerpo al poder para que nos siga dominando. Y el poder del imperialismo católico, para poder dominar, ha robado los cuerpos. Es decir, los ha mutilado de la misma manera que el poder del sistema de explotación capitalista. Pero no son poderes ajenos uno del otro, sino dos partes de lo mismo. Pensemos que la instauración del modelo de familia patriarcal no ha podido darse sin la colaboración de ambos sistemas de dominación. El cuerpo, pero sobre todo el cuerpo de la mujer, es el territorio del pecado. Por eso a lo largo de la historia occidental vemos cómo han podido ir variando las distintas formas en que los poderes instituidos han logrado reprimir el cuerpo.
Eva fue la primera mujer revolucionaria cuando, desobedeciendo al poder, da rienda suelta a la tentación y come la manzana prohibida. Sin embargo, pareciera que esa rebeldía inicial le enseñó al poder que no se podía confiar en ellas, que había que perfeccionar los mecanismos de represión. El modelo ideal de la mujer dentro de la Iglesia luego fue la virgen, quien procrea por obra divina. El relato mitológico de la concepción de Cristo da cuenta de esa expropiación del cuerpo a la mujer. En ella todo es espíritu, separado, del cuerpo. Es una mujer asexuada.
Esto sigue, por ejemplo, con la concepción renacentista del cuerpo. El Hombre se mira por primera vez los órganos, se divide el cuerpo parte por parte, se lo disecciona, se lo clasifica, se lo descompone y pierde su unidad. No es un todo, son partes de un mecanismo. Y en el dualismo cartesiano persiste la dualidad alma-cuerpo. El cuerpo, entonces, siguió siendo la cáscara, el envase de algo superior: Razón, Espíritu, Alma.
Es decir, no sólo la cultura capitalista ha expropiado a los seres humanos los medios de vida, lo ha separado de la tierra para incluirlo en el sistema de producción en las fábricas, sino que también le ha expropiado su propio cuerpo. Los poderes dominantes intensifican esa expropiación y así acallan todas las potencialidades liberadoras de un cuerpo. Pero, insistimos, esa coerción no viene de afuera. Lo que viene de afuera es solo la amenaza, la afección de temor, el terrorismo. La culpa ya ha sido instaurada y seamos o no adeptos a tal o cual credo, las normas morales ejercen presión en la cultura en que vivimos. En la Edad Media el terror era la amenaza del infierno, y cuando las cosas se iban de la mano, cuando el caballo comenzaba a sospechar que el jinete no fuera tan poderoso como parecía y que podía elegir la dirección de su propio galope, entonces la hoguera, la Inquisición, y también sus formas de dominación en los cuerpos indígenas tras la conquista en América.
En la misma dirección, las libertades sexuales nunca parecieron gustarle al poder imperial católico. El orgasmo femenino, ha sido siempre el sonido de la mujer pecaminosa en la ideología imperialista católica. El cuerpo, y sobre todo, insistimos, el cuerpo de la mujer, no le pertenece, sino que ha sido propiedad del Espíritu Santo. La mujer ha representado la pureza, vestida de blanco en el altar, y su cuerpo (con el que hay que tener cuidado, porque tienta) está cargado de sexualidad que hay que reprimir. El niño es arrancado del cuerpo de la madre y la cultura lo mete en el mundo adulto, macho, y así se empieza a reprimir lo femenino de su cuerpo. Allí empieza a comprender las reglas morales del mundo burgués, blanco, macho, y comienza a diferenciar lo bueno de lo malo, lo pecaminoso del camino recto, acepta la heterosexualidad obligatoria además de la libertad, en tanto macho, de gozar del cuerpo disgregado y reprimido de la mujer.
Pero también aprendemos, en tanto machos, a permanecer dentro de nuestra esfera masculina en la vida cotidiana. Cada cultura traza los límites de la moralidad, establece modos de relacionarse con aquello que amenaza el orden social. Por eso el macho no puede acercarse a la sangre menstrual de la mujer, no es cosa de machos, está fuera de la esfera masculina que traza la cultura. Por eso mismo ha sido a lo largo de la historia algo a lo que el macho no puede acercarse sin perder cierta cuota de masculinidad. Debe alejarse de la impureza de la sangre femenina e, incluso, es bueno tampoco hablar de ello.
En la relación del macho con el cuerpo de la mujer podemos ver los condicionamientos culturales que, a través de nuestros cuerpos, el poder nos moldea desde nuestra propia subjetividad para someternos. El cuerpo del macho tampoco goza de libertad mientras que el de la mujer es reprimido. El cuerpo masculino también ha sido diseccionado en partes, clasificado por la cultura, una parte de él reprimida. Se constituye el macho protector, proveedor tanto del sustento económico como de semen. Porque son cuerpos, los nuestros, despedazados en partes. Conjuntos de órganos encerrados en la piel. Los cuerpos son atomizados. Es decir, no es aquello a partir de lo cual nos conectamos con los otros seres humanos y con la naturaleza, sino aquello que nos separa. El poder nos individualiza, nos encierra en nuestro propio cuerpo reprimido cortando los lazos de conexión.
Retomando a Freud, Rozitchner nos habla de un ‘cuerpo común’. El poder de la Iglesia y del Ejército, todas las instituciones disciplinarias de nuestra sociedad, buscan romper el cuerpo común en unidades dispersas. Lo mismo que sucede, a su vez, con el cuerpo individual de cada uno, descompuesto en partes orgánicas. Este divisionismo es el modo en que el poder nos domina desde adentro y “el cuerpo de los hombres que se rebelan debe ser devuelto a los límites precisos de su propia piel que la tortura impone y marca frente al desborde y la osadía, y en vez de ser superficie de contacto y relación, sólo debe serlo, picana mediante, de exclusión y separación”.

Una crítica acorde a nuestros tiempos.

En la actualidad, el poder actúa sobre la apariencia de libertad. No podemos dejar de lado la influencia que ejerce el poder imperialista católico aun hoy en cuanto a la expropiación de los cuerpos, sobre todo el de la mujer. No es ella la que decide sobre su propio cuerpo, es el Estado bajo la influencia de la Iglesia. Es este poder el que, aun hoy, sigue matando a muchas mujeres a las que condena al aborto clandestino.
Pero también la industria cultural impone nuevas formas de domesticación. Mientras todo se mercantiliza en la sociedad de consumo, el cuerpo también. Los formatos estereotipados de belleza que se nos impone siguen reproduciendo la expropiación de nuestros cuerpos porque siguen apareciendo, bajo la ilusión de la libertad, diseccionados en partes, en tetas, culos, bocas, panzas, cinturas, muslo. Estamos alienados de nuestro propio cuerpo.
Si decíamos que el poder actúa desde adentro de nosotros mismos, debemos pensar que la dominación radica en que esos estereotipos cosificados se instauran como deseables en nuestra cultura oficial actual. Nuestros cuerpos desconcetados buscan asemejarse a esos ideales que están detrás de las pantallas televisivas y arriba de los escenarios y, así, colaboramos con nuestra propia domesticación. Todo lo que tiene de rebeldía nuestro cuerpo queda silenciado, reprimido dentro de la jaula que esta cultura fabrica.
“Nadie sabe cuánto puede un cuerpo” decía Spinoza. Precisamente, está atrapado en esa jaula en donde es moldeado para dominar más efectivamente. Nadie sabe cuánto puede un cuerpo porque en la cultura dominante está reducido, reprimidas sus potencialidades liberadoras. El poder sabe que es peligroso, sobre todo el cuerpo colectivo. Por eso lo individualiza, lo selecciona, lo pone en el centro de la escena, lo sube al escenario, lo pasea ante las cámaras, lo hace desfilar, lo mide, es decir lo cuantifica, lo rompe en distintos planos y lo destaca en tomas fotográficas o enfoca un movimiento, le da brillo, le imprime la marca masculina con lencería erótica, le da color y le corrige las marcas indeseables con maquillaje, lo estira aquí, lo reduce otro poco allá, le exige la risa, borra del cuerpo todo lo que tiene de rebeldía, lo mercantiliza, es objeto de consumo. Es el cuerpo negado a la mujer del ideal católico, es el cuerpo despedazado del dualismo cartesiano, es el mismo cuerpo vuelto mercancía del consumismo capitalista. No es cuerpo. Es carne humana cosificada.
También los poderes locales fomentan este negocio que sirve para domesticarnos. No solo los grandes medios de comunicación ejecutan día a día esa condena de nuestra propia corporeidad reducida a cosa individualizada, sino también aquellos eventos culturales que premian modelos de belleza.
Llama la atención el silencio cómplice de los organismos del estado, de los funcionarios, de los militantes del oficialismo y opositores, que podrían contribuir a rever esta situación. Más allá del cotillón con que se adorna el discurso progresista, la sola existencia del concurso de ‘belleza’ que se repite año a año cada 19 de marzo, es la clara muestra de la hipocresía con que se maneja el poder para mercantilizar los cuerpos. Claro que estos eventos tienen la complicidad de los ciudadanos que se congregan a aplaudir estas bajezas, pero los responsables principales son los funcionarios que, en su tarea ejecutiva para la que fueron designados, siguen gastando las contribuciones tributarias en perpetuar nuestra mediocridad para domesticarnos mejor.
Desde el intendente municipal hasta la Secretaría de Cultura y los organismos municipales que dicen representar las problemáticas de género, pero también todos los colaboradores ‘militantes-funcionarios’ que no pueden no ver este hecho más que evidente. Ni siquiera hubiera sido necesaria hacer una mención histórica para que todos pudiéramos verlo.
Hasta cuándo se va a seguir con este espectáculo bochornoso? Hasta cuándo van a seguir con el negocio de concursos de belleza que les sirve para fomentar a su vez el negocio de las ‘escuelas de modelo’? Al menos, no podemos ya decir que no somos conscientes de esto, ya no podemos regodearnos en nuestro cinismo. O acaso hace falta tanta teoría para entender el efecto nocivo que tiene para los jóvenes que ven en eso un modelo a seguir, que ven en eso la marca de su propia frustración en la imposibilidad de adecuarse a lo que premia nuestra cultura?

"Sufragio" por Ivo Marinich

 En los platos quedaban sólo las sobras, ya podían descansar, no era ésta la suerte de las copas que se llenaban y vaciaban de tintura. Ellos hablaban con un tono elevado, propio de quienes bajan el volumen de los sentidos y se dejan llevar. Los ojos semiabiertos hubieran engañado al que pensara que en cualquier momento se dormían, porque en realidad todos, las tres damas y los dos caballeros, estaban igual de atentos a la discusión.
    —Que Dostoievski es igualito a Tolstoi, dice, ¡Qué barbaridad! Bah, sí. ¡Los dos son rusos!
    La otra lo miró y sacudió la mano en un gesto que decía, no me interesa lo que pienses. La más joven tosió y dijo que ahora era su turno de leer lo que había escrito. Escucharon. Cuando terminó, una lloraba, quién sabe cuánto tenía que ver la tintura, o el recuerdo o una sensibilidad tan hinchada como el hígado. Después, como tantas otras veces, compararon: Borges y Sábato, García Márquez y Saramago, Hemingway y Fritzgerald. No podían resultarles distintos porque crecieron con la cualidad, ¿cualidad?, de poner algo por encima de otro algo, como en escalones, y no concebían la posibilidad de estar hablando, en realidad, de diferentes escaleras. Los libros, al ser mencionados, parecían apilarse sobre la mesa, y los autores espectrales se acercaban a escuchar; a veces, cuando no les gustaba lo que oían sobre sus obras, se marchaban sin más, insultando según cada idioma. 
    —¿A quién van a votar?
    Si la pregunta hubiera sido una locomotora, estos hubieran sido sus vagones: no sé; la verdad que no estoy segura; a nadie; no quiero ni pensar que de acá a un año hay que votar. Nótese que pese a formular distintas respuestas con sinapsis gramaticales variadas, las cinco personas coincidían en sus aseveraciones, y, si se quiere, a la vista de una pregunta que no parece indicar convicción, el hombre que la formuló no cae lejos del árbol. Pero ¿por qué esa pregunta? ¿De dónde provino? Quizás su silencio durante la velada era causado por ése interrogante, una duda al respecto que le molestaba y decidió compartir. Ahora entre ellos rondaba una conversación aparte, una conversación, llamémosle, fantasma, que acontecía aunque no se escuchara:
    —¿Dónde cabe la palabra obligatorio en una democracia?
    —La responsabilidad civil, eso lo vuelve obligatorio. No es tanto más una ley sino un valor moral en cada uno de nosotros, nos guste o no.
    —Yo le llamaría responsabilidad social.
    —Cada cuatro años la misma historia. La cola que no avanza, los tarados que se masturban en el cuarto oscuro, los fiscales indolentes, el carnaval en los medios…
    —Insoportable, inaguantable, insufrible.
    —Te faltó ineluctable.
    De esa conversación metafísica, como si de dos mundos paralelos uno mudara algo al otro, se trasladó un comentario a la conversación real:
    —Nos conocemos. Puedo decir, sin miedo a que disientan, que no nos interesa votar a nadie. Votamos porque tenemos que.
    Los cerebros de los otros cuatro prendieron la luz de la queja políticamente correcta, pero la irreverente verdad del comentario los hizo callar.
    —Entonces pienso, divago, enloquezco, que debería haber un partido para gente como nosotros. Un partido donde puedan dejar su voto aquellos que no quieran votar porque no confían en los sinvergüenzas, o aquellos que no les interesa pero lo hacen para sentirse responsables.
    —¡Para eso está la izquierda!
    Rieron. Algunos más, otros no tanto.
    —No, en este partido nadie querría gobernar. No interesaría. Es sólo una urna para que la gente se sienta cívicamente responsable y que a la vez no tenga que elegir por elegir, o caer en el engaño de votar en blanco.
    —Me gusta.
    —Hagámos eso entonces.
    Risas.
    —Sí…
    —Un partido apolítico.
    —¡Ahí tenés el nombre!
    Carcajadas.
    —Al frente el Partido Apolítico, ¡carajo!
    El que haya experimentado una noche de botellas vacías estará de acuerdo que la mañana siguiente trae consigo el desconcierto, la jaqueca, por qué no la risa y tantas veces, tantas, el arrepentimiento. Sea una secuela u otra, es innegable que las noches de botellas vacías siempre traen algo consigo, y ese algo no es necesariamente un visto bueno a lo hecho horas atrás. Bien, los perseguidores de excepciones a la regla tendrán, en este caso, una más para anotar en sus cuadernos: los cinco, tan lúcidos como la sobriedad permite, estaban de nuevo ante la mesa haciendo planes sobre lo que acordaran la noche anterior. Al parecer, eso que sonaba tan chistoso, por no llamarlo ridículo, logró seriedad con la almohada, lo que nos dice mucho de las verdaderas aspiraciones de lo ridículo. Sonaron los teléfonos uno tras otro convocando la reunión, para el tropiezo del sol estaban dialogando sobre los rudimentos del Partido: iniciales, colores, lema, mensaje, y demás. Lo que trajo más complicaciones fue la elección de los líderes, porque ninguno quería serlo. De haber sido por ellos dividían el liderazgo, pero las reglas dicen que debe haber una fórmula con sus respectivas jerarquías, y entonces no tuvieron elección. Todo se decidió, en lo que resultó el momento más silencioso de la jornada, por sorteo; escribieron sus nombres en papeles pequeños que después abollaron y pusieron en un cenicero, mezclaron y retiraron dos. El primero resultó ser la mujer más joven, que se quejó de su mala fortuna. El segundo bollito descubrió al hombre de mayor edad. Los otros tres serían asesores, divulgadores, la inteligencia del Partido Apolítico.

    —Yo creo que lo que a la gente en sus casas le interesa escuchar es cómo surgió el APO.
    —Le pido por favor que aleje el micrófono porque me pone nerviosa.
    —Sí, lo siento. Decía, entre tantas preguntas que tengo para hacerle, algunas no las podría decir en cámara, se destaca esa que todos queremos escuchar, ¿cómo empezó este proyecto?
    —Si no puede decirlas en cámara eligió mal la profesión, le falta coraje para preguntar. El APO comenzó como cualquier otro partido, como una queja. Somos una urna para aquellos que votan porque así lo demanda la responsabilidad cívica. Para el nihilista. Para los que no caen ante el engaño del voto en blanco. Para los que ven víboras por políticos. El Partido Apolítico es un espacio que respalda la democracia y el desinterés por el accionar político.
    —Un desinterés causado por…
    —Los antecedentes políticos, señor, los antecedentes políticos.
    —¿Y cuáles son sus propuestas?
    —Creí haber sido clara. No tenemos propuestas porque no queremos gobernar. Estamos para que viva tranquilo el que no desea votar. En lo único que creemos es en la importancia de cada voto, como una porción de confianza que cada persona da de sí y nunca nada le es correspondido. Lo que queremos es corresponder, ser los primeros que devuelven algo a la gente a cambio de su confianza: la satisfacción de la responsabilidad.
    —Pero la gente puede satisfacer su responsabilidad votando a cualquier otro.
    —No aquellos que votan por votar, para sacarse de encima el sufragio. Creemos que eso daña a las personas y perjudica a la democracia.
    —¿Qué me dice de este exponencial reconocimiento sin siquiera haber colgado un cartel?
    —Que queda en evidencia la falsa omnipotencia de la contaminación propagandística. Que se subestima la efectividad del boca a boca.
    —Pero estamos hablando de una intención de voto del veinte por ciento en sólo cuatro meses de campaña. No hay precedentes al respecto.
    —Si quiere repito lo que respondí antes.
    —¿Y qué tiene para decirle a los demás partidos, sobre todo aquellos que cuatro meses atrás los atacaron sin piedad?
    —Nada.
    —¿Creen que se unirá más gente a la causa?
    —No lo sabemos y tampoco nos consta.

    Cualquiera hubiera dicho que las constantes tormentas de los meses posteriores eran consecuencia de la furia de los Partidos adversarios; como si cada insulto trajera un trueno; cada píldora, un refusilo; cada pensamiento negativo, una gota. Las ovejas, ¡las ovejas!, se perdían en el campo y no había forma de traerlas al corral. Ahora los que habían sido rivales se unieron ante un poderoso enemigo en común, y no anticiparon que este vínculo les jugaría en contra; el pueblo los miraba y decía, son iguales, ¿pueden creerlo?, al final sólo se mostraban diferentes, siempre fueron iguales, como dos gotas de agua. Entonces, tarde, estos Partidos rompieron la relación y volvieron a jugar a ser contrarios, criticando al APO cada uno desde su rincón. Indignados. ¡Indignadísimos! Lo que habían estudiado no los preparó para afrontar esta descabellada contingencia. Algunos pasaban noche y día buscando respuestas en el libro de la demagogia, pero nada encontraban. Desesperados, tomaron una resolución: la inteligencia de los Partidos, presionada por los capitanes que no sabían ya cómo maniobrar el timón, recomendaron el aumento presupuestario de la propaganda visual. Costó comprender la propuesta, claro, era cuestión de levantar la persiana y ver las calles, edificios, carteles y autopistas, murales y pantallas gigantes con los rostros de los líderes de los Partidos adversarios: ¿dónde cabía más propaganda visual si habían ocupado todo espacio? La inteligencia de los Partidos adversarios se defendió diciendo que en momentos trágicos es obligación romper los límites de normal, así introdujeron propaganda dentro de los bares, en los vestíbulos de los apartamentos, en balcones, suelas de zapatos, patios de escuelas, a lo largo de las calles, en baldosas de vereda, árboles, perros callejeros, vagabundos, inodoros, pizarrones, carritos de supermercado, pelotas de fútbol, automóviles, tatuajes de brazo, almohadas, espaldas y pechos, en cajas de pizza, papel higiénico, palomas, ratas y muchos otros sitios que no podrán ser mencionados porque el presupuesto de palabras de este texto es mucho más limitado.
Igualmente, obliga la verdad esta aclaración, no puede decirse que los Partidos adversarios llevaban la peor parte. Los medios de comunicación y los grupos económicos, valga la redundancia, sostenían con la mano temblorosa la pistola pegada a la sien en vista de los resultados de las últimas encuestas. Sus predecesores y los predecesores antes de éstos jamás tuvieron tamaño problema; todo marchaba como debía, nadie podía imaginar una herida de muerte a sus intereses. Y ahora no sabían qué hacer, porque por primera vez el dinero no solucionaría la contingencia. ¡En qué río sucio se ahogarían sus intereses! Y sólo podrían mirar, observar, porque la caña en sus manos azules iba sin anzuelo. Necesitaban un líder de los Partidos adversarios, uno sólo, cualquiera, para hacer de mediador entre el cielo y el infierno, infierno al que siempre huyeron, infierno que ayudaron a crear. Estos presionaban a los líderes, aquellos a la inteligencia, esos al pueblo, tales últimos no sucumbían ante la presión y así devolvían el golpe en sentido contrario. Un caos. ¿Qué iba a ser de ellos, titiriteros inoxidables, sin su títere en la copa del árbol?
    El seis está a mitad de camino entre el uno y el diez, casi, en realidad está más cerca del diez, ese número del pedestal, símbolo humano de lo sobresaliente. Porque lo obvio tiene la cualidad de no necesitar ser explicado, diremos aquí, entonces, que lo resaltamos: seis, en su carrera al diez, es más que tres, que cuatro o cinco; seis no es diez pero triunfa ante los dígitos predecesores. Todo esto demuestra por qué el Partido Apolítico ganó las elecciones, con seis votos de cada diez. Jamás hubo tanta incertidumbre ante la paradoja de que haya ganado el Gobierno, justamente, el Partido que no quería gobernar. Pero la ley es la ley, damas y caballeros, la democracia dicta su sentencia y hay que obedecerla. Jamás se sabrá si las multitudes abordaron el APO por falta de convicción política o por probar un poco de una ironía mayúscula, esto último porque sabemos que lo irónico deshace las reglas y da sensación de libertad. Justamente ironía fue lo que no percibieron los Partidos adversarios ni los medios de comunicación, que vivían algo así como su Apocalipsis. Hubo trompadas y narices rotas, sobre todo entre los líderes de los Partidos adversarios y su inteligencia, los primeros echando culpas y los segundos recriminando que faltaron más afiches por pegar, por ejemplo en la luna, decían unos, o en las montañas, aseguraban otros. Pero ya nada podían hacer, sólo observar al APO en la copa del árbol y tratar, por enésima vez, de bajarlo de un hondazo. He aquí un anticipo: no hubo hondazo capaz; el partido que no quería gobernar, gobernó hasta el último suspiro del último integrante.