Compartimos con nuestros vecinos y asociados del Sitio de referencia de CONABIP, el texto de la Ley Nacional de Bibliotecas Populares.
El 7 de Agosto de 1986, durante la recuperación democrática, se sancionó la Ley Nº 23.351, conocida como la Ley de Bibliotecas Populares.
En su artículo 2, la misma afirma que "...las bibliotecas populares se constituirán en instituciones activas con amplitud y pluralismo ideológico y tendrán como misión canalizar los esfuerzos de la comunidad tendientes a garantizar el ejercicio del Derecho a la Información, fomentar la Lectura y demás técnicas aptas para la investigación, la consulta y la recreación y promover la creación y difusión de la Cultura y la Educación permanente del Pueblo."
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
A la luz de este artículo e intentando en carácter exégeta de alinearnos a su espíritu, todos los días los que formamos parte de nuestra querida institución apelamos a fomentar la Cultura, como también a acrecentar el ejercicio de la lectura. Creemos que las bibliotecas populares son instituciones importantísimas y cumplen un rol fundamental al albergar las inquietudes intelectuales y socioculturales de todos los habitantes de nuestra querida ciudad.
Al llevar la letra de la ley a todos nuestros socios y vecinos, idealizamos con ofrendar los conceptos de Pluralismo, Cultura, Educación y por sobre todo la Democracia.
Texto de la Norma:
http://www.conabip.gob.ar/node/42
martes, 4 de julio de 2017
martes, 20 de junio de 2017
ES EL MES DE JUNIO
Seguimos en el mes de Junio.
Nuestro mes aniversario. Seguimos en el mes de junio, y la Biblioteca tiene memoria.
Compartimos el histórico trabajo que elaboro nuestro asociado y compañero Jose Maria Iglesias. Recuperamos y recordamos hoy como siempre, nuestras convicciones, nuestros valores y nuestra identidad. Diversidad, democracia y memoria. A mas de 80 años de inincontables historias, seguiremos produciendo una alternativa cultural y popular para nuestra sociedad.
domingo, 11 de junio de 2017
MES DE JUNIO. A 45 AÑOS DEL ATENTADO. NUNCA MAS.
Es el mes de Junio, y fue nuestro aniversario.
Es el mes de Junio y la Biblio tiene Memoria.
En la madrugada del 8 de Junio de
1974, se produjo uno de los episodios mas trágicos en la historia de nuestra
Biblioteca. Y también de nuestra comunidad. A las 1:40 hs. de la madrugada una
bomba de alto impacto destruyó físicamente el frente del edificio de la
Entidad. Y también los vidrios de las construcciones de en frente en el Teatro
Coliseo. Terminaba la noche del viernes, y el 8 fue un día Sábado.
Los sectores
mas oscuros de la política y de la historia de nuestro país, intentaron destruir
décadas de esfuerzo y compromiso con la cultura de la comunidad. Pasaron mas
de cuarenta años y nunca fueron encontrados los responsables de esta acción tan
repudiable, propia del momento que la produjo: El Terrorismo y la Violencia
Para-estatal. El frío que hubo esa madrugada aún no se olvida en la comunidad
zarateña. El vacío y la impunidad que hubo en torno a este hecho, tampoco.
En
ese momento Don Moisés Lintridis (Ver Foto), miembro fundador y Pro Secretario de la
Comisión Directiva de la Biblioteca junto a otros vecinos y conciudadanos
expresaron su repudio ante los medios locales por lo sucedido. Afirmaron en un
comunicado a los pocos días que :
“ (…) solo mentes irracionales pueden haber
ejecutado un atentado de esta naturaleza (…) atentados como éste constituyen un
agravio, no sólo a nuestra biblioteca sino también a las mas claras expresiones
de la cultura popular (…); que este tipo de hechos son totalmente incompatibles
con los proyectos de pacificación, convivencia y liberación que son metas y
objetivos fundamentales de todo el pueblo argentino.”
Estas palabras fueron redactadas rápidamente en la reunión de Comisión Directiva de la Biblioteca que se produjo al mediodía siguiente a esta madrugada del 8 de Junio. Inmediatamente llegaron las adhesiones al atentado producido: Partido Socialista Democrático, el Bloque de Concejales Socialistas, el Sindicato de Obreros Papeleros, la Junta Local del Frente de Izquierda Popular, el abogado laboral-constitucionalista. Juan Carlos Deghi, el Centro de Estudiantes y el Grupo de Cine del Colegio Nacional, junto con el Ateneo Cultural General San Martín, espacio donde jóvenes, socios de la biblioteca, y estudiantes de Zárate realizaban tareas culturales y sociales sobre las poblaciones de Villa Massoni, Villa Angus y Barrio 25 de Mayo.
Al momento de producirse el hecho, durante la madrugada, el Concejo Deliberante local, se encontraba sesionando. Fue así que algunos de sus miembros se hicieron presentes para acompañar a Moisés Lintridis y Luis Caglierotti para realizar la denuncia.
Estas palabras fueron redactadas rápidamente en la reunión de Comisión Directiva de la Biblioteca que se produjo al mediodía siguiente a esta madrugada del 8 de Junio. Inmediatamente llegaron las adhesiones al atentado producido: Partido Socialista Democrático, el Bloque de Concejales Socialistas, el Sindicato de Obreros Papeleros, la Junta Local del Frente de Izquierda Popular, el abogado laboral-constitucionalista. Juan Carlos Deghi, el Centro de Estudiantes y el Grupo de Cine del Colegio Nacional, junto con el Ateneo Cultural General San Martín, espacio donde jóvenes, socios de la biblioteca, y estudiantes de Zárate realizaban tareas culturales y sociales sobre las poblaciones de Villa Massoni, Villa Angus y Barrio 25 de Mayo.
Al momento de producirse el hecho, durante la madrugada, el Concejo Deliberante local, se encontraba sesionando. Fue así que algunos de sus miembros se hicieron presentes para acompañar a Moisés Lintridis y Luis Caglierotti para realizar la denuncia.
Folio 139, con del Acta Nº 661 de Comisión Directiva del mediodía del 8 de Junio de 1974, en la que se transcriben las adhesiones recibidas y las primeras palabras del comunicado de repudio emitido por la Institución, luego del atentado.
El segundo semestre de 1974 la Biblioteca lo comenzó agradeciendo el apoyo de toda la comunidad y ratificando su
compromiso con la continuidad de sus actividades culturales. Y la defensa de los
valores democráticos ante este contexto de facto.
Meses
después, tanto Moisés como muchos asociados fueron detenidos ilegalmente, al
igual que muchos asociados de la Biblioteca y vecinos de la comunidad, por su
pertenencia ideológica, social y cultural. Era el comienzo de lo que vino
después. De lo que ya nunca mas permitiremos…
Nunca Mas olvidaremos nuestra Historia y nuestra
Identidad. Nunca Mas.
Crónica del Diario local EL PUEBLO, narrando lo sucedido esa madrugada.
Moisés Lintridis, junto con su esposa Margarita Beroch, su nieta Lila Insúa y su hija Alba Lintridis, todos entonces en el exilio en España. Circa el año 1977.
Imágenes de los daños producidos la madrugada del atentado. Se harían presentes Moisés Lintridis, José María Iglesias y Alberto Calvo entre otros miembros de la Comisión Directiva.
Comunicado de repudio publicado en los medios locales, pocos días después del hecho.
Copia de un comunicado emitido por la Triple A en el Diario LA RAZÓN, meses después del hecho, donde se amenazaba públicamente a una gran cantidad de vecinos de Zárate y la región.
LA BIBLIOTECA JOSÉ INGENIEROS RINDE JUSTO HOMENAJE A TODOS LOS ASOCIADOS Y COMISIONADOS QUE A LO LARGO DE MAS DE CINCO DÉCADAS HAN TRABAJADO PROFUNDAMENTE PARA EL ACERVO DE NUESTRA INSTITUCIÓN, LA CULTURA, LA DEMOCRACIA Y LAS LIBERTADES PÚBLICAS EN LA HISTORIA DE NUESTRA COMUNIDAD.
sábado, 27 de mayo de 2017
sábado, 20 de mayo de 2017
lunes, 15 de mayo de 2017
UN OLVIDO IMPOSIBLE
Inermemente conmocionados, ni el
peor de los pronosticadores hubiese vaticinado que la Corte Suprema de Justicia
de nuestro país podría cometer semejante atropello contra el Pueblo y contra su
Historia, validando el cómputo de 2 por 1 a personas que cumplen condena por
delitos de lesa humanidad.
Esperable que lo pida un diario
como La Nación, exigiendo “No más venganza” a horas de haberse resuelto el
balotaje que dio como ganador a Mauricio Macri en 2015. Esperable voto de los
jueces Rosenkrantz y Rosatti, puestos en la Corte en un primer momento por
decreto por la actual administración nacional. Esperable voto de la jueza
Highton de Nolasco, que seguirá ocupando un asiento en el antedicho tribunal traspasando
el límite etario establecido por la Constitución reformada en el 94, tras
cumplir los 75 años de edad. Esperable que cosas así sucedan en un tiempo de
nuestra historia donde se ponga en duda los 30.000, se vuelvan a revalorizar
ficciones como la de “guerra sucia”, y se intente tirar abajo una de las
conquistas más importantes de los últimos años de nuestro país: la cárcel común
para todos los genocidas de la última dictadura cívico-militar.
Con esta perfidia atroz del
máximo tribunal de justicia nacional, este fallo permite, en estos momentos,
que criminales como Luciano Benjamín Menéndez, Alfredo Astiz, Reynaldo Benito
Bignone, Miguel Osvaldo Etchecolatz, entre tantos otros puedan estar reclamando
su libertad.
Desde la Comisión Directiva de
esta Biblioteca Popular, manifestamos el más profundo y categórico rechazo a
este absurdo de jurisprudencia que aboga por torturadores, apropiadores y
delincuentes, en detrimento de la ciudadanía que supuestamente esta Corte
juramentó defender.
Imposible es olvidar. Imposible
es olvidar que la Memoria, la Verdad y la Justicia siempre pesarán más. Y eso,
también es esperable.
Comisión Directiva.
BIBLIOTECA POPULAR
JOSÉ INGENIEROS
8-5-2017
sábado, 13 de mayo de 2017
miércoles, 10 de mayo de 2017
viernes, 24 de febrero de 2017
"Milagro Sala" por Claudio Peraita
A poco más de cumplido el año de la ilegítima detención de
la dirigente social y diputada del Parlasur Milagro Sala, y recordando tanto los
apoyos que ha recibido su causa como los pedidos de liberación emitidos por la
Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Trabajo contra la
Detención Arbitraria de Personas de las Naciones Unidas, es necesario repasar
los hechos acaecidos e intentar comprender por qué un gobierno provincial y uno
nacional persisten en sus posturas, cuando parece que el mundo nos escruta -y
pareciera que no pasamos el examen-.
Comenzando por el principio, la Túpac Amaru es una
organización social que nace en el año 2001, víctima de la saña del menemato
que en los noventa declaró a esa parte del país como: “territorio inviable”.
Esta organización no es una “creación K”, sino que nace de una multitud de
trabajadores desocupados que, organizándose, lograron en este tiempo la
construcción de 2 escuelas, 2 hospitales, más de 1500 viviendas y plantas
textiles generando más de 4000 empleos y devolviendo dignidad a los argentinos
de ese extremo boreal de nuestro territorio. Su lema es “trabajo, educación y
salud”: difícil estar en contra de tamaña consigna.
La enemistad manifiesta entre el ex senador Morales y Sala
no es nueva. A finales de la década pasada, el entonces senador la denunció por
crear un estado paralelo en la provincia. ¿Y cómo no la denunciaría? si le
estaba dando dignidad y trabajo a “los negros” que siempre habían comido de su
mano y por obra y gracia de la caridad del establishment local. Los jujeños
estaban accediendo a la decencia, a la cultura del trabajo, a un hogar: algo
inconcebible para el radicalismo actual.
Los hechos.
A mediados de diciembre del 2015, empieza un acampe de
distintas organizaciones de cooperativistas frente al edificio gubernamental
provincial pidiendo que el ajuste que viene teniendo lugar en todo el país, no
llegue a los fondos para cooperativas.
En principio, Milagro Sala es detenida bajo los cargos de
“tumulto” e “instigación a cometer delitos”. Esto fue el día 16 de enero de
2016, siendo la única causa la de haber propiciado la protesta antedicha.
Claramente, al gobernador no le cae bien el derecho constitucional de la
protesta social.
Menos de tres días después, el gobernador jujeño pone a dos
miembros de su partido (que habían sido electos como diputados) en el Tribunal
Supremo de Justicia de Jujuy pasando este de 5 a 9 miembros. Este es un claro hecho
de manipulación del servicio de justicia: improcedente e inconstitucional,
calcando la jugada macrista de poner dos jueces de corte por decreto (como se intentó
hacer con Rosenkrantz y Rosatti en el
plano nacional). En este caso, los partidarios radicales que ahora forman parte
de la Corte jujeña son Pablo Baca y Beatriz Altamirano.
Luego de 14 días privada de libertad sin haber sido
condenada, Milagro Sala es liberada por los anteriores cargos para ser
inmediatamente detenida bajo la acusación de “asociación ilícita”, “fraude
contra la administración pública” y “extorsión”. Esto fue denunciado por el
fiscal provincial bajo la orden directa de Morales, al contemplar la inminente
puesta en libertad de su enemiga.
Por otro lado, también es necesario hacer referencia a la
alineación injustificable del poder judicial jujeño con el gobierno provincial que,
mientras no responde a los pedidos de excarcelación, frena las presentaciones hechas
en contra del gobernador por abuso de autoridad en la suspensión de la
personería jurídica de la organización social Túpac Amaru y por un intento de
allanar la sede del partido político sin orden judicial. En adición, tampoco
atiende a organismos de derechos humanos que se interesan en el caso.
Los apoyos.
Hasta las primeras semanas de febrero de 2016, la detención
de Milagro Sala fue rechazada por Amnistía Internacional, eurodiputados, el
premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Julia Perie (diputada del
MERCOSUR y presidenta de la comisión de ciudadanía y derechos humanos),
organizaciones como el Colectivo nacional de abogados de lesa humanidad, CELS
(Centro de Estudios Legales y Sociales), Madres de Plaza de
Mayo Línea Fundadora, Asociación jujeña de ex presos políticos, H.I.J.O.S.
Jujuy y Capital, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas,
APDH (Asamblea Permanente por Derechos Humanos), Comité de América Latina y
Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM Argentina), Curas
de la Opción por los Pobres, y gremios (CTA, ATE, SUTEBA), entre otros. A
febrero de 2017, con los apoyos efectuados por ONU y OEA, el país
indubitablemente se gana el rótulo de ser un estado donde las garantías al
debido proceso no se respetan, donde la presunción de inocencia es
impracticable, y donde –ni más ni menos- hay presos políticos.
--
Estas palabras las había escrito, casi en su totalidad, en
febrero del año pasado. A un año y doce días, para ser exacto. Teniendo que
escribir, después de mencionar algún mes, los números “2016” (para que pueda
ser leído coherentemente en la actualidad) me provoca un inefable desconsuelo el
comprender que el país en el que vivimos sólo está cambiando para peor. Donde
todo puede ser tapado: donde el país se vuelve a endeudar en sumas astronómicas;
donde existen “papeles de Panamá” que son documentación respaldatoria de
operaciones de lavado; donde, en el éxtasis de la ignominia, el estado intentó
perdonar la deuda del grupo Macri para con el mismo en una suma de más de
70.000 millones de pesos.
En contra del desconsuelo.
Liberen a Milagro.
PERAITA, 19-2-2017
lunes, 20 de febrero de 2017
"Miss mercancías" por Lucio Vellucci
Primero un poco
de historia
La
historia de la cultura occidental es la historia de la dominación de los
cuerpos. Si tenemos en cuenta el papel de la ideología imperialista católica observamos,
con León Rozitchner en “La cosa y la cruz”, que acompañó los procesos de
acumulación de capital, lo que no pudo darse sin un sometimiento continuado de
las masas populares expropiadas de sus medios de vida. Es decir, no se puede
pensar el sistema de dominación capitalista sin tener en cuenta la ideología
católica en la historia y en el presente.
La
religión ha tenido un rol más que significativo en cuanto a la construcción de
los mecanismos de dominación ideológica sobre la población. Si pensamos en los
mandamientos católicos, observamos un intento de reprimir el cuerpo, de
limitarlo, de trazar las fronteras de la satisfacción de sus propios deseos.
Como dice el pensador argentino citado con anterioridad, al instaurar el
sentimiento de culpa adentro de cada uno, el poder empieza a dominarnos desde
adentro. Se alimenta de la culpa por nuestros pecados.
Es
el cuerpo propio, entonces, el campo de batalla en donde se juega nuestro
sometimiento al poder y nuestra libertad. El poder, entonces, no siempre es
algo exterior, y allí radica la efectividad de la dominación, forma parte de
nosotros, de nuestra propia identidad, nuestros ‘valores’, nuestra moral. Como
diría Faulkner en una de sus novelas “como hacemos con el caballo que nos
conduce por un terreno arbolado, y al que solo dominamos cuando le hacemos creer
que somos nosotros, y no él, los más fuertes; cuando le impedimos percatarse de
su poder”, así parece actuar el poder sobre nosotros mismos. Y ello porque no
lo vemos tal cual es, no vemos que si funciona la dominación es porque hay una
colaboración de los sometidos. Ignoramos nuestro propio poder colectivo, que
radica en nuestra corporeidad común.
Todo
el tiempo le prestamos el cuerpo al poder para que nos siga dominando. Y el
poder del imperialismo católico, para poder dominar, ha robado los cuerpos. Es
decir, los ha mutilado de la misma manera que el poder del sistema de
explotación capitalista. Pero no son poderes ajenos uno del otro, sino dos partes
de lo mismo. Pensemos que la instauración del modelo de familia patriarcal no
ha podido darse sin la colaboración de ambos sistemas de dominación. El cuerpo,
pero sobre todo el cuerpo de la mujer, es el territorio del pecado. Por eso a
lo largo de la historia occidental vemos cómo han podido ir variando las
distintas formas en que los poderes instituidos han logrado reprimir el cuerpo.
Eva
fue la primera mujer revolucionaria cuando, desobedeciendo al poder, da rienda
suelta a la tentación y come la manzana prohibida. Sin embargo, pareciera que
esa rebeldía inicial le enseñó al poder que no se podía confiar en ellas, que
había que perfeccionar los mecanismos de represión. El modelo ideal de la mujer
dentro de la Iglesia luego fue la virgen, quien procrea por obra divina. El
relato mitológico de la concepción de Cristo da cuenta de esa expropiación del
cuerpo a la mujer. En ella todo es espíritu, separado, del cuerpo. Es una mujer
asexuada.
Esto
sigue, por ejemplo, con la concepción renacentista del cuerpo. El Hombre se
mira por primera vez los órganos, se divide el cuerpo parte por parte, se lo
disecciona, se lo clasifica, se lo descompone y pierde su unidad. No es un
todo, son partes de un mecanismo. Y en el dualismo cartesiano persiste la
dualidad alma-cuerpo. El cuerpo, entonces, siguió siendo la cáscara, el envase
de algo superior: Razón, Espíritu, Alma.
Es
decir, no sólo la cultura capitalista ha expropiado a los seres humanos los
medios de vida, lo ha separado de la tierra para incluirlo en el sistema de
producción en las fábricas, sino que también le ha expropiado su propio cuerpo.
Los poderes dominantes intensifican esa expropiación y así acallan todas las
potencialidades liberadoras de un cuerpo. Pero, insistimos, esa coerción no
viene de afuera. Lo que viene de afuera es solo la amenaza, la afección de
temor, el terrorismo. La culpa ya ha sido instaurada y seamos o no adeptos a
tal o cual credo, las normas morales ejercen presión en la cultura en que
vivimos. En la Edad Media el terror era la amenaza del infierno, y cuando las
cosas se iban de la mano, cuando el caballo comenzaba a sospechar que el jinete
no fuera tan poderoso como parecía y que podía elegir la dirección de su propio
galope, entonces la hoguera, la Inquisición, y también sus formas de dominación
en los cuerpos indígenas tras la conquista en América.
En
la misma dirección, las libertades sexuales nunca parecieron gustarle al poder
imperial católico. El orgasmo femenino, ha sido siempre el sonido de la mujer
pecaminosa en la ideología imperialista católica. El cuerpo, y sobre todo,
insistimos, el cuerpo de la mujer, no le pertenece, sino que ha sido propiedad
del Espíritu Santo. La mujer ha representado la pureza, vestida de blanco en el
altar, y su cuerpo (con el que hay que tener cuidado, porque tienta) está
cargado de sexualidad que hay que reprimir. El niño es arrancado del cuerpo de
la madre y la cultura lo mete en el mundo adulto, macho, y así se empieza a
reprimir lo femenino de su cuerpo. Allí empieza a comprender las reglas morales
del mundo burgués, blanco, macho, y comienza a diferenciar lo bueno de lo malo,
lo pecaminoso del camino recto, acepta la heterosexualidad obligatoria además
de la libertad, en tanto macho, de gozar del cuerpo disgregado y reprimido de
la mujer.
Pero
también aprendemos, en tanto machos, a permanecer dentro de nuestra esfera
masculina en la vida cotidiana. Cada cultura traza los límites de la moralidad,
establece modos de relacionarse con aquello que amenaza el orden social. Por
eso el macho no puede acercarse a la sangre menstrual de la mujer, no es cosa
de machos, está fuera de la esfera masculina que traza la cultura. Por eso
mismo ha sido a lo largo de la historia algo a lo que el macho no puede
acercarse sin perder cierta cuota de masculinidad. Debe alejarse de la impureza
de la sangre femenina e, incluso, es bueno tampoco hablar de ello.
En
la relación del macho con el cuerpo de la mujer podemos ver los
condicionamientos culturales que, a través de nuestros cuerpos, el poder nos
moldea desde nuestra propia subjetividad para someternos. El cuerpo del macho
tampoco goza de libertad mientras que el de la mujer es reprimido. El cuerpo
masculino también ha sido diseccionado en partes, clasificado por la cultura,
una parte de él reprimida. Se constituye el macho protector, proveedor tanto
del sustento económico como de semen. Porque son cuerpos, los nuestros, despedazados
en partes. Conjuntos de órganos encerrados en la piel. Los cuerpos son
atomizados. Es decir, no es aquello a partir de lo cual nos conectamos con los
otros seres humanos y con la naturaleza, sino aquello que nos separa. El poder
nos individualiza, nos encierra en nuestro propio cuerpo reprimido cortando los
lazos de conexión.
Retomando
a Freud, Rozitchner nos habla de un ‘cuerpo común’. El poder de la Iglesia y
del Ejército, todas las instituciones disciplinarias de nuestra sociedad,
buscan romper el cuerpo común en unidades dispersas. Lo mismo que sucede, a su
vez, con el cuerpo individual de cada uno, descompuesto en partes orgánicas. Este
divisionismo es el modo en que el poder nos domina desde adentro y “el cuerpo
de los hombres que se rebelan debe ser devuelto a los límites precisos de su
propia piel que la tortura impone y marca frente al desborde y la osadía, y en
vez de ser superficie de contacto y relación, sólo debe serlo, picana mediante,
de exclusión y separación”.
Una crítica
acorde a nuestros tiempos.
En
la actualidad, el poder actúa sobre la apariencia de libertad. No podemos dejar
de lado la influencia que ejerce el poder imperialista católico aun hoy en
cuanto a la expropiación de los cuerpos, sobre todo el de la mujer. No es ella
la que decide sobre su propio cuerpo, es el Estado bajo la influencia de la
Iglesia. Es este poder el que, aun hoy, sigue matando a muchas mujeres a las
que condena al aborto clandestino.
Pero
también la industria cultural impone nuevas formas de domesticación. Mientras
todo se mercantiliza en la sociedad de consumo, el cuerpo también. Los formatos
estereotipados de belleza que se nos impone siguen reproduciendo la
expropiación de nuestros cuerpos porque siguen apareciendo, bajo la ilusión de
la libertad, diseccionados en partes, en tetas, culos, bocas, panzas, cinturas,
muslo. Estamos alienados de nuestro propio cuerpo.
Si
decíamos que el poder actúa desde adentro de nosotros mismos, debemos pensar
que la dominación radica en que esos estereotipos cosificados se instauran como
deseables en nuestra cultura oficial actual. Nuestros cuerpos desconcetados
buscan asemejarse a esos ideales que están detrás de las pantallas televisivas
y arriba de los escenarios y, así, colaboramos con nuestra propia domesticación.
Todo lo que tiene de rebeldía nuestro cuerpo queda silenciado, reprimido dentro
de la jaula que esta cultura fabrica.
“Nadie
sabe cuánto puede un cuerpo” decía Spinoza. Precisamente, está atrapado en esa
jaula en donde es moldeado para dominar más efectivamente. Nadie sabe cuánto
puede un cuerpo porque en la cultura dominante está reducido, reprimidas sus
potencialidades liberadoras. El poder sabe que es peligroso, sobre todo el
cuerpo colectivo. Por eso lo individualiza, lo selecciona, lo pone en el centro
de la escena, lo sube al escenario, lo pasea ante las cámaras, lo hace
desfilar, lo mide, es decir lo cuantifica, lo rompe en distintos planos y lo
destaca en tomas fotográficas o enfoca un movimiento, le da brillo, le imprime
la marca masculina con lencería erótica, le da color y le corrige las marcas
indeseables con maquillaje, lo estira aquí, lo reduce otro poco allá, le exige
la risa, borra del cuerpo todo lo que tiene de rebeldía, lo mercantiliza, es
objeto de consumo. Es el cuerpo negado a la mujer del ideal católico, es el
cuerpo despedazado del dualismo cartesiano, es el mismo cuerpo vuelto mercancía
del consumismo capitalista. No es cuerpo. Es carne humana cosificada.
También
los poderes locales fomentan este negocio que sirve para domesticarnos. No solo
los grandes medios de comunicación ejecutan día a día esa condena de nuestra
propia corporeidad reducida a cosa individualizada, sino también aquellos
eventos culturales que premian modelos de belleza.
Llama
la atención el silencio cómplice de los organismos del estado, de los
funcionarios, de los militantes del oficialismo y opositores, que podrían
contribuir a rever esta situación. Más allá del cotillón con que se adorna el
discurso progresista, la sola existencia del concurso de ‘belleza’ que se
repite año a año cada 19 de marzo, es la clara muestra de la hipocresía con que
se maneja el poder para mercantilizar los cuerpos. Claro que estos eventos
tienen la complicidad de los ciudadanos que se congregan a aplaudir estas
bajezas, pero los responsables principales son los funcionarios que, en su
tarea ejecutiva para la que fueron designados, siguen gastando las
contribuciones tributarias en perpetuar nuestra mediocridad para domesticarnos
mejor.
Desde
el intendente municipal hasta la Secretaría de Cultura y los organismos
municipales que dicen representar las problemáticas de género, pero también
todos los colaboradores ‘militantes-funcionarios’ que no pueden no ver este
hecho más que evidente. Ni siquiera hubiera sido necesaria hacer una mención
histórica para que todos pudiéramos verlo.
Hasta
cuándo se va a seguir con este espectáculo bochornoso? Hasta cuándo van a
seguir con el negocio de concursos de belleza que les sirve para fomentar a su
vez el negocio de las ‘escuelas de modelo’? Al menos, no podemos ya decir que
no somos conscientes de esto, ya no podemos regodearnos en nuestro cinismo. O
acaso hace falta tanta teoría para entender el efecto nocivo que tiene para los
jóvenes que ven en eso un modelo a seguir, que ven en eso la marca de su propia
frustración en la imposibilidad de adecuarse a lo que premia nuestra cultura?
"Sufragio" por Ivo Marinich
En los platos
quedaban sólo las sobras, ya podían descansar, no era ésta la suerte de las
copas que se llenaban y vaciaban de tintura. Ellos hablaban con un tono
elevado, propio de quienes bajan el volumen de los sentidos y se dejan llevar.
Los ojos semiabiertos hubieran engañado al que pensara que en cualquier momento
se dormían, porque en realidad todos, las tres damas y los dos caballeros,
estaban igual de atentos a la discusión.
—Que
Dostoievski es igualito a Tolstoi, dice, ¡Qué barbaridad! Bah, sí. ¡Los dos son
rusos!
La otra lo
miró y sacudió la mano en un gesto que decía, no me interesa lo que pienses. La
más joven tosió y dijo que ahora era su turno de leer lo que había escrito.
Escucharon. Cuando terminó, una lloraba, quién sabe cuánto tenía que ver la
tintura, o el recuerdo o una sensibilidad tan hinchada como el hígado. Después,
como tantas otras veces, compararon: Borges y Sábato, García Márquez y
Saramago, Hemingway y Fritzgerald. No podían resultarles distintos porque
crecieron con la cualidad, ¿cualidad?, de poner algo por encima de otro algo,
como en escalones, y no concebían la posibilidad de estar hablando, en
realidad, de diferentes escaleras. Los libros, al ser mencionados, parecían
apilarse sobre la mesa, y los autores espectrales se acercaban a escuchar; a
veces, cuando no les gustaba lo que oían sobre sus obras, se marchaban sin más,
insultando según cada idioma.
—¿A quién
van a votar?
Si la
pregunta hubiera sido una locomotora, estos hubieran sido sus vagones: no sé;
la verdad que no estoy segura; a nadie; no quiero ni pensar que de acá a un año
hay que votar. Nótese que pese a formular distintas respuestas con sinapsis
gramaticales variadas, las cinco personas coincidían en sus aseveraciones, y,
si se quiere, a la vista de una pregunta que no parece indicar convicción, el
hombre que la formuló no cae lejos del árbol. Pero ¿por qué esa pregunta? ¿De
dónde provino? Quizás su silencio durante la velada era causado por ése
interrogante, una duda al respecto que le molestaba y decidió compartir. Ahora
entre ellos rondaba una conversación aparte, una conversación, llamémosle,
fantasma, que acontecía aunque no se escuchara:
—¿Dónde cabe
la palabra obligatorio en una democracia?
—La responsabilidad
civil, eso lo vuelve obligatorio. No es tanto más una ley sino un valor moral
en cada uno de nosotros, nos guste o no.
—Yo le
llamaría responsabilidad social.
—Cada cuatro
años la misma historia. La cola que no avanza, los tarados que se masturban en
el cuarto oscuro, los fiscales indolentes, el carnaval en los medios…
—Insoportable,
inaguantable, insufrible.
—Te faltó
ineluctable.
De esa
conversación metafísica, como si de dos mundos paralelos uno mudara algo al
otro, se trasladó un comentario a la conversación real:
—Nos
conocemos. Puedo decir, sin miedo a que disientan, que no nos interesa votar a
nadie. Votamos porque tenemos que.
Los cerebros
de los otros cuatro prendieron la luz de la queja políticamente correcta, pero la
irreverente verdad del comentario los hizo callar.
—Entonces
pienso, divago, enloquezco, que debería haber un partido para gente como
nosotros. Un partido donde puedan dejar su voto aquellos que no quieran votar
porque no confían en los sinvergüenzas, o aquellos que no les interesa pero lo
hacen para sentirse responsables.
—¡Para eso
está la izquierda!
Rieron.
Algunos más, otros no tanto.
—No, en este
partido nadie querría gobernar. No interesaría. Es sólo una urna para que la
gente se sienta cívicamente responsable y que a la vez no tenga que elegir por
elegir, o caer en el engaño de votar en blanco.
—Me gusta.
—Hagámos eso
entonces.
Risas.
—Sí…
—Un partido
apolítico.
—¡Ahí tenés
el nombre!
Carcajadas.
—Al frente
el Partido Apolítico, ¡carajo!
El que haya
experimentado una noche de botellas vacías estará de acuerdo que la mañana
siguiente trae consigo el desconcierto, la jaqueca, por qué no la risa y tantas
veces, tantas, el arrepentimiento. Sea una secuela u otra, es innegable que las
noches de botellas vacías siempre traen algo consigo, y ese algo no es
necesariamente un visto bueno a lo hecho horas atrás. Bien, los perseguidores
de excepciones a la regla tendrán, en este caso, una más para anotar en sus
cuadernos: los cinco, tan lúcidos como la sobriedad permite, estaban de nuevo
ante la mesa haciendo planes sobre lo que acordaran la noche anterior. Al
parecer, eso que sonaba tan chistoso, por no llamarlo ridículo, logró seriedad
con la almohada, lo que nos dice mucho de las verdaderas aspiraciones de lo
ridículo. Sonaron los teléfonos uno tras otro convocando la reunión, para el
tropiezo del sol estaban dialogando sobre los rudimentos del Partido:
iniciales, colores, lema, mensaje, y demás. Lo que trajo más complicaciones fue
la elección de los líderes, porque ninguno quería serlo. De haber sido por
ellos dividían el liderazgo, pero las reglas dicen que debe haber una fórmula
con sus respectivas jerarquías, y entonces no tuvieron elección. Todo se
decidió, en lo que resultó el momento más silencioso de la jornada, por sorteo;
escribieron sus nombres en papeles pequeños que después abollaron y pusieron en
un cenicero, mezclaron y retiraron dos. El primero resultó ser la mujer más
joven, que se quejó de su mala fortuna. El segundo bollito descubrió al hombre de
mayor edad. Los otros tres serían asesores, divulgadores, la inteligencia del
Partido Apolítico.
—Yo creo que
lo que a la gente en sus casas le interesa escuchar es cómo surgió el APO.
—Le pido por
favor que aleje el micrófono porque me pone nerviosa.
—Sí, lo
siento. Decía, entre tantas preguntas que tengo para hacerle, algunas no las
podría decir en cámara, se destaca esa que todos queremos escuchar, ¿cómo
empezó este proyecto?
—Si no puede
decirlas en cámara eligió mal la profesión, le falta coraje para preguntar. El
APO comenzó como cualquier otro partido, como una queja. Somos una urna para
aquellos que votan porque así lo demanda la responsabilidad cívica. Para el
nihilista. Para los que no caen ante el engaño del voto en blanco. Para los que
ven víboras por políticos. El Partido Apolítico es un espacio que respalda la
democracia y el desinterés por el accionar político.
—Un
desinterés causado por…
—Los
antecedentes políticos, señor, los antecedentes políticos.
—¿Y cuáles
son sus propuestas?
—Creí haber
sido clara. No tenemos propuestas porque no queremos gobernar. Estamos para que
viva tranquilo el que no desea votar. En lo único que creemos es en la
importancia de cada voto, como una porción de confianza que cada persona da de
sí y nunca nada le es correspondido. Lo que queremos es corresponder, ser los
primeros que devuelven algo a la gente a cambio de su confianza: la
satisfacción de la responsabilidad.
—Pero la
gente puede satisfacer su responsabilidad votando a cualquier otro.
—No aquellos
que votan por votar, para sacarse de encima el sufragio. Creemos que eso daña a
las personas y perjudica a la democracia.
—¿Qué me
dice de este exponencial reconocimiento sin siquiera haber colgado un cartel?
—Que queda
en evidencia la falsa omnipotencia de la contaminación propagandística. Que se
subestima la efectividad del boca a boca.
—Pero
estamos hablando de una intención de voto del veinte por ciento en sólo cuatro
meses de campaña. No hay precedentes al respecto.
—Si quiere repito
lo que respondí antes.
—¿Y qué
tiene para decirle a los demás partidos, sobre todo aquellos que cuatro meses
atrás los atacaron sin piedad?
—Nada.
—¿Creen que
se unirá más gente a la causa?
—No lo
sabemos y tampoco nos consta.
Cualquiera
hubiera dicho que las constantes tormentas de los meses posteriores eran
consecuencia de la furia de los Partidos adversarios; como si cada insulto
trajera un trueno; cada píldora, un refusilo; cada pensamiento negativo, una
gota. Las ovejas, ¡las ovejas!, se perdían en el campo y no había forma de traerlas
al corral. Ahora los que habían sido rivales se unieron ante un poderoso
enemigo en común, y no anticiparon que este vínculo les jugaría en contra; el
pueblo los miraba y decía, son iguales, ¿pueden creerlo?, al final sólo se
mostraban diferentes, siempre fueron iguales, como dos gotas de agua. Entonces,
tarde, estos Partidos rompieron la relación y volvieron a jugar a ser
contrarios, criticando al APO cada uno desde su rincón. Indignados. ¡Indignadísimos!
Lo que habían estudiado no los preparó para afrontar esta descabellada contingencia.
Algunos pasaban noche y día buscando respuestas en el libro de la demagogia,
pero nada encontraban. Desesperados, tomaron una resolución: la inteligencia de
los Partidos, presionada por los capitanes que no sabían ya cómo maniobrar el
timón, recomendaron el aumento presupuestario de la propaganda visual. Costó
comprender la propuesta, claro, era cuestión de levantar la persiana y ver las
calles, edificios, carteles y autopistas, murales y pantallas gigantes con los
rostros de los líderes de los Partidos adversarios: ¿dónde cabía más propaganda
visual si habían ocupado todo espacio? La inteligencia de los Partidos adversarios
se defendió diciendo que en momentos trágicos es obligación romper los límites
de normal, así introdujeron propaganda dentro de los bares, en los vestíbulos
de los apartamentos, en balcones, suelas de zapatos, patios de escuelas, a lo largo
de las calles, en baldosas de vereda, árboles, perros callejeros, vagabundos,
inodoros, pizarrones, carritos de supermercado, pelotas de fútbol, automóviles,
tatuajes de brazo, almohadas, espaldas y pechos, en cajas de pizza, papel higiénico,
palomas, ratas y muchos otros sitios que no podrán ser mencionados porque el
presupuesto de palabras de este texto es mucho más limitado.
Igualmente, obliga la verdad esta aclaración, no puede
decirse que los Partidos adversarios llevaban la peor parte. Los medios de
comunicación y los grupos económicos, valga la redundancia, sostenían con la
mano temblorosa la pistola pegada a la sien en vista de los resultados de las
últimas encuestas. Sus predecesores y los predecesores antes de éstos jamás
tuvieron tamaño problema; todo marchaba como debía, nadie podía imaginar una
herida de muerte a sus intereses. Y ahora no sabían qué hacer, porque por
primera vez el dinero no solucionaría la contingencia. ¡En qué río sucio se
ahogarían sus intereses! Y sólo podrían mirar, observar, porque la caña en sus
manos azules iba sin anzuelo. Necesitaban un líder de los Partidos adversarios,
uno sólo, cualquiera, para hacer de mediador entre el cielo y el infierno,
infierno al que siempre huyeron, infierno que ayudaron a crear. Estos
presionaban a los líderes, aquellos a la inteligencia, esos al pueblo, tales
últimos no sucumbían ante la presión y así devolvían el golpe en sentido
contrario. Un caos. ¿Qué iba a ser de ellos, titiriteros inoxidables, sin su
títere en la copa del árbol?
El seis está
a mitad de camino entre el uno y el diez, casi, en realidad está más cerca del
diez, ese número del pedestal, símbolo humano de lo sobresaliente. Porque lo
obvio tiene la cualidad de no necesitar ser explicado, diremos aquí, entonces,
que lo resaltamos: seis, en su carrera al diez, es más que tres, que cuatro o
cinco; seis no es diez pero triunfa ante los dígitos predecesores. Todo esto demuestra
por qué el Partido Apolítico ganó las elecciones, con seis votos de cada diez.
Jamás hubo tanta incertidumbre ante la paradoja de que haya ganado el Gobierno,
justamente, el Partido que no quería gobernar. Pero la ley es la ley, damas y
caballeros, la democracia dicta su sentencia y hay que obedecerla. Jamás se
sabrá si las multitudes abordaron el APO por falta de convicción política o por
probar un poco de una ironía mayúscula, esto último porque sabemos que lo
irónico deshace las reglas y da sensación de libertad. Justamente ironía fue lo
que no percibieron los Partidos adversarios ni los medios de comunicación, que
vivían algo así como su Apocalipsis. Hubo trompadas y narices rotas, sobre todo
entre los líderes de los Partidos adversarios y su inteligencia, los primeros
echando culpas y los segundos recriminando que faltaron más afiches por pegar,
por ejemplo en la luna, decían unos, o en las montañas, aseguraban otros. Pero
ya nada podían hacer, sólo observar al APO en la copa del árbol y tratar, por
enésima vez, de bajarlo de un hondazo. He aquí un anticipo: no hubo hondazo
capaz; el partido que no quería gobernar, gobernó hasta el último suspiro del
último integrante.
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